ENFERMEDAD HEMORRÁGICA EPIZOÓTICA
La enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) es una enfermedad vírica infecciosa no
contagiosa transmitida por mosquitos del género Culicoides, que actúan como reservorio y
vector. Esta enfermedad afecta a rumiantes, tanto domésticos como salvajes. Es una
enfermedad incluida en el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OMSA y es de
declaración obligatoria en la Unión Europea.
- FARMACOECONOMÍA
- VACUNAS
Bovinos
Ovinos
Caprinos
También puede darse en algunas especies salvajes de cérvidos que actúan como reservorios.
Tradicionalmente, el virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica (VEHE) ha sido aislado en Norteamérica, Sudamérica, África, Asia, Oriente Medio y Oceanía. Sin embargo, debido a los efectos del calentamiento global, han comenzado a aparecer brotes en los países europeos de la cuenca mediterránea, especialmente España, Francia e Italia.
Al ser transmitida por mosquitos del género Culicoides que actúan como vectores, los principales factores de riesgo están directamente relacionados con las condiciones propicias para la supervivencia y multiplicación de estos mosquitos.
Condiciones ambientales favorables para la propagación del vector
- Cambio climático: Los cambios en el clima y aumentos de temperaturas perturban los ecosistemas naturales y favorecen las condiciones ideales para la propagación de los mosquitos portadores.
- Agua estancada: Zonas con agua estancada proporcionan el ambiente perfecto para la reproducción de los mosquitos.
- Transformación del medioambiente: Actividades humanas como la deforestación, construcción de carreteras y presas, así como los sistemas intensivos de agricultura y producción animal pueden crear nuevos hábitats para los patógenos y vectores o favorecer el contacto entre estos con los hospedadores.
Reservorios subclínicos infectados
Los animales infectados, pero sin síntomas evidentes, pueden transmitir el virus a los mosquito. Una vez infectados, estos se convierten en portadores y pueden infectar a otros rumiantes.
Contagio de animales y razas sensibles
Algunas razas y cruces de razas foráneas (como Limousine, Charolais, etc.) son mucho más susceptibles a la enfermedad clínica que las razas autóctonas.
Al igual que el virus de la lengua azul, el virus de la EHE (VEHE) se transmite por la picadura de hembras de mosquito del género Culicoides, que actúan como vectores biológicos. Estas hembras, una vez infectadas, permanecen portadoras del virus pueden transmitir la enfermedad a los rumiantes en un período de 10 a 14 días tras su picadura.
Gran parte de la transmisión del VEHE ocurre de manera silenciosa entre animales hospedadores que han desarrollado resistencia a la enfermedad. El ganado bovino es el principal reservorio en la mayoría de las zonas, a menudo portando el virus sin mostrar síntomas clínicos y ocasionalmente experimentando largos períodos de presencia viral en su torrente sanguíneo.
Cuando un mosquito pica a un animal infectado ingiere el virus, que luego infecta sus células intestinales. El virus se replica en estas células, escapa a la cavidad corporal del insecto (hemocele) y procede a infectar y replicarse en las glándulas salivales. Sólo después de completar este proceso, el mosquito puede transmitir el virus a un nuevo huésped.
El virus se multiplica más rápido en el vector con temperaturas altas (+25 ºC). A medida que disminuye la temperatura la multiplicación se ralentiza, y por debajo de 12 ºC no se multiplica, pero se mantiene vivo. El periodo de incubación en rumiantes oscila entre 2 y 10 días la duración de la viremia es de 30 días de media, pero puede prolongarse varios meses. No se conoce riesgo infección humana por el virus de la EHE. Tampoco se transmite por contacto con animales infectados ni por el consumo de carne y leche de estos.
Los signos clínicos de la EHE en rumiantes salvajes y en ganado bovino son similares a los de la lengua azul en ovejas y vacuno. Aunque el ganado ovino y caprino también puede infectarse, generalmente no muestra síntomas clínicos.
En el ganado bovino, la sintomatología y los efectos de la enfermedad pueden variar ampliamente, sin un patrón clínico exacto.
Los síntomas pueden abarcar una variedad de manifestaciones, que incluyen:
Síntomas más comunes:
- Deshidratación
- Hocico pelado y con pigmentación o enrojecimiento
- Descarga nasal y ocular
- Dificultad motora y cojeras por inflamación de los rodetes coronarios
- Disfagia (dificultad para tragar)
- Inflamación de la lengua, párpados y conjuntivas
- Vulva y/o ubres con eritema (enrojecimiento)
- Fiebre
- Diarrea
- Anorexia
- En gestantes puede provocar abortos, mortinatos, momificación, síndrome del ternero débil, artrogriposis y deformación de extremidades posteriores.
- Ceguera
- Edema pulmonar
- Muerte
Durante mucho tiempo, se creía que las diferentes cepas del virus de EHE (a excepción de la enfermedad de Ibaraki, producida por el serotipo 2) no causaban signos clínicos significativos en el ganado, lo que llevó a considerarla una enfermedad de menor importancia.
Sin embargo, los brotes ocurridos a mediados de la primera década de los 2000 en Reunión, África del Norte, Turquía e Israel, donde el ganado afectado mostró pérdidas de producción y mortalidad, cambiaron esta percepción. Actualmente, la EHE es una preocupación importante, especialmente en Europa y Estados Unidos.
Durante el brote de 2006 en Israel, se observó una pérdida promedio de 125 kg de leche por vaca en ordeño, asociada al período de infección y a la seroprevalencia del rebaño. Las pérdidas totales estimadas para la industria láctea debido a la reducción en la producción de leche y al aumento de la mortalidad fueron de 2.330.000€ (2.491.000 USD) La pérdida promedio por vaca fue de 25€ (26,5 USD), equivalente al 0,55% del valor total promedio de producción de una vaca lechera en Israel.
Aunque la mayoría de los efectos de productividad asociados a la infección por el VEHE ocurren en la primera incursión, el impacto económico podría seguir siendo significativo, especialmente si se extrapolan las pérdidas a Europa o Estados Unidos.
La presencia continua del virus y los brotes recurrentes pueden afectar gravemente la industria ganadera, no solo por la pérdida directa de producción, sino también por los costos adicionales en medidas de control y prevención, así como en el tratamiento de animales afectados:
- Aumento de la mortalidad: La tasa de letalidad de la enfermedad se sitúa entre el 1 y 5%.
- Costes del tratamiento y mano de obra: El tratamiento para paliar los síntomas incurre en un sobrecoste para el ganadero.
- Reducción de la producción: Especialmente en el rebaño lechero, que puede ver disminuida la producción en 125kg de leche por lactancia.
- Menor fertilidad: Incremento de la incidencia de abortos, mortinatos y terneros débiles al nacer. También puede producir infertilidad en toros.
- Inmunosupresión: Puede provocar el incremento de enfermedades asociadas debido a una debilitación del sistema inmune.
- Sacrificios y descartes: Aumentan la tasa de reposición de los animales.
- Restricción al movimiento de animales.
¿CÓMO CONTROLAR Y PREVENIR LA EHE?
Todavía no existe un tratamiento específico para los animales contagiados con la enfermedad hemorrágica epizoótica, por lo que la prevención es una estrategia crucial en la lucha contra la propagación del virus.
En las zonas endémicas, se deben aplicar programas de vigilancia que muestreen activamente animales de rebaños centinela para detectar la presencia del virus. Estos programas, en combinación con la vigilancia activa de los insectos vectores, permiten aplicar medidas de control oportunas como:
- Identificación, vigilancia y rastreo de animales susceptibles y potencialmente infectados.
- Cuarentena y/o restricciones de movimiento durante el periodo de actividad de los insectos.
- Identificación de zonas específicas con alta incidencia.
- Medidas de control de insectos.
Diagnóstico
El diagnóstico definitivo de la infección por el VEHE requiere el uso de pruebas de laboratorio específicas, aplicables tanto a rumiantes domésticos como salvajes.
Cultivos in vitro e in vivo:
Consiste en el aislamiento del virus a partir de muestras de sangre de animales virémicos o tejidos como el bazo, el pulmón o ganglios linfáticos
RT-PCR:
Identifica rápidamente el virus en la sangre y otros tejidos de los animales infectados. Es importante destacar que esta prueba detecta el ácido nucleico una vez el virus ya no es viable y, por lo tanto, un resultado positivo no necesariamente indica la presencia del virus infeccioso.
Diagnóstico serológico:
Pruebas como la ELISA sirven para detectar anticuerpos contra el virus en muestras de suero o plasma. Son útiles para controlar el estado de infección de una población durante programas de vigilancia activa.
Es recomendable utilizar una combinación de métodos de identificación para minimizar falsos positivos o negativos.
Vacunación
Actualmente ya hay disponible una vacuna aprobada mediante autorización de emergencia frente al serotipo 8 de la enfermedad. La vacunación contra la EHE es clave, ya que las medidas empleadas hasta ahora en la lucha contra la enfermedad han resultado insuficientes. La vacunación se utiliza como la medida más eficaz y práctica de controlar el virus, para reducir al mínimo las pérdidas económicas, interrumpir el ciclo de contagio y permitir desplazamientos seguros de los animales.
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HEPIZOVAC*
Vacuna inactivada para la inmunización activa del ganado bovino, para prevenir la viremia y para reducir los signos clínicos causados por el serotipo 8 del virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica, en suspensión inyectable.